Santorini, Grecia
La más griega de las islas griegas, quintaesencia de lo mediterráneo, es el producto de un fenomenal cataclismo que probablemente se llevó por delante una civilización, la minoica. No es difícil hacerse una pequeña idea de lo que le pasó a la antigua Thera hace más de 3.600 años. Sólo hay que deleitarse observando la amplia laguna que ocupa la antigua caldera del volcán. Tampoco resulta descabellada la teoría, cada vez más en boga, de que tan violento fenómeno está en el misterioso origen de la leyenda de la Atlántida.
Quizá influidos por esa sensación de catástrofe inevitable, convenientemente reforzada por algún pequeño temblor que acontece de cuando en cuando, los visitantes de esta maravillosa isla de paredes encaladas y cúpulas azules se entregan rápidamente al hedonismo y al dolce far niente.