La mujer que rompió barreras; el adiós a la maestra Ifigenia Martínez
Que descanse en paz la maestra Ifigenia Martínez, la mujer que nos enseñó que no hay techo que no se pueda romper
En un giro del destino que parece sacado de una novela, Ifigenia Martínez, la recién nombrada presidenta de la Cámara de Diputados, cerró sus ojos para siempre el sábado 5 de octubre, al alzar la noche.
Apenas cuatro días antes, con la solemnidad que la caracterizaba, había entregado la banda presidencial a Claudia Sheinbaum en un acto que ahora cobra tintes de despedida épica.
El reloj marcaba las 12 del frío mediodía cuando su cuerpo llegó a San Lázaro en un féretro de madera maple, la casa del Congreso de la Unión. Por última vez, Ifigenia recorrió el Salón de Plenos, esta vez en silencio, pero rodeada del respeto que se ganó a pulso durante décadas de servicio público.
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Ricardo Monreal, coordinador de la bancada diputadil, Mario Delgado y Rosa Icela Rodríguez, secretarios de Educación Pública y Gobernación respectivamente, se congregaron para recibirla, en una muestra de la estatura que alcanzó esta mujer excepcional.
El homenaje póstumo, encabezado por el diputado Sergio Gutiérrez Luna, quien ahora funge como presidente de la Mesa Directiva, fue un mosaico de flores, banderas, admiración y cariño. Pero más allá de la pompa oficial, se sentía en el aire el pesar genuino por la pérdida de una figura que trascendió las barreras partidistas y se ganó el corazón de México.
Doña Ifigenia no fue solo una política, fue una rompedora de moldes: primera mexicana en conquistar Harvard con una maestría y doctorado en Economía, cofundadora de la CEPAL, profesora de la UNAM. La señora Martínez fue una de las mentes detrás de la creación del Partido de la Revolución Democrática (PRD), junto con el finado y legendario Porfirio Muñoz Ledo y el admirado Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.