La erupción que acabó con Pompeya
Durante la erupción del Monte Vesubio en el año 79 d.C., las personas que perecieron fueron enterradas bajo toneladas de ceniza y materiales volcánicos. Con el paso del tiempo, sus cuerpos se descompusieron, dejando vacíos en el suelo.
Los arqueólogos en Pompeya, al descubrir estos espacios vacíos, vertieron yeso líquido para crear moldes de las formas humanas, revelando de manera impactante las posiciones y expresiones de las víctimas en el momento de su muerte.
Este proceso, que captura la tragedia de la erupción, ha permitido una visión increíblemente detallada de la vida en la antigua Román.